Probióticos en la salud animal
- victhor1070
- 11 jun 2024
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Introducción. El intestino es esencial para la absorción de nutrientes y el mantenimiento de la salud en general, por lo cual, se recomienda la ingesta de probióticos para la salud tanto humana como animal (Fuster y González, 2007). Se conocen como probióticos a los suplementos, productos o preparados que contengan cepas de microorganismos vivos, los cuáles son considerados como benéficos y forman un equilibrio con los organismos que están presentes en el organismo para mantener una buena salud intestinal (Corrales y Arias, 2020; Camacho et al, 2022). Estos microorganismos benéficos participan en la prevención y tratamientos de algunas enfermedades infecciosas digestivas, enfermedades crónicas intestinales, en el sistema inmune del organismo y equilibran la flora intestinal (Castañeda, 2018).
Metodología. Se realizó una búsqueda exhaustiva de artículos que tuvieran un intervalo de tiempo desde el año 2005 hasta el 2023, utilizando las siguientes palabras clave: probióticos, enfermedades intestinales, Bacillus spp, Lactobacillus spp, animales. Resultados. El término probiótico surgió desde las civilizaciones antiguas, al usar productos lácteos fermentados para mantener una buena salud. Probiótico proviene del latín y griego que significa “para la vida” (Corrales y Arias, 2020). La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) definen a los probióticos como organismos vivos que cuando se administran en cantidades adecuadas atribuyen un beneficio para la salud del hospedero y pueden ser bacterias, hongos y levaduras, pero para que puedan ser clasificados como probióticos deben ser exclusivamente organismos vivos (Molina, 2019). La mayoría de los probióticos son bacterias, pero algunos hongos y levaduras también se pueden ocupar como probióticos. Los géneros que son comúnmente usados son las bacterias Lactobacillus, Bifidobacterium, Lactococcus, Enterococcus, Streptococcus y especies de Bacillus; levaduras como Saccharomyces y hongos como Aspergillus (Corrales y Arias, 2020), los cuáles se han usados en el tratamiento principalmente de alergias, enfermedades del sistema inmune y enfermedades del sistema digestivo como diarrea aguda, diarrea asociada a antibióticos y dermatitis atópica (Camacho et al, 2022). Corrales y Arias (2020) mencionan un ensayo que se realizó entre el año 1977 a 2014, en dónde se encontró algunas enfermedades que pueden ayudar los probióticos: con un “17% prevención de la diarrea asociada a antibióticos, tratamiento por infección de Helicobacter pylori un 16%, tratamiento de la diarrea aguda pediátrica 16%, prevención de alergias 12%, tratamiento de la enfermedad crónica del intestino irritable 10% y enfermedad inflamatoria intestinal 7%, tratamiento de la vaginitis y la vaginosis bacteriana 6%; con menos frecuencia, prevención de enterocolitis necrosante en recién nacidos 3%, prevención de la diarrea del viajero 3%, tratamiento de la diarrea aguda en adultos 3%, tratamiento del estreñimiento 3% y tratamiento de la infección por Clostridium difficile 3% ; y, raramente, para sepsis, infecciones dentales y obesidad 1% cada uno” (figura 1)
Figura 1. Principales enfermedades indicadas para el uso de probióticos (Corrales y Arias, 2020).
En el caso de los animales, en específico en perros y gatos, la cantidad de microorganismos en el tracto intestinal tiene ligeras diferencias como se muestra en la figura 2. Las cuales pueden variar ya que la microbiota es influenciada por varios factores, como la dieta, edad y enfermedades metabólicas que presente el animal (Gomez, 2023). El uso de probióticos mejora estas eficiencias alimenticias. En la actualidad, este tipo de productos los podemos encontrar como alimentos húmedos o secos, tabletas, polvos, cápsulas, snacks, geles orales o líquidos (Figueroa et al, 2023).
Figura 2. Principales organismos presentes en el perro (a) y gato (b) (Gómez, 2023)
Conclusión. El uso de probióticos es una vía alterna para mejorar la salud de los humanos y animales ya que sirve para prevenir algunas enfermedades o reducir los síntomas de otras ya presentes. Figura 2. Principales organismos presentes en el perro (a) y gato (b) (Gómez, 2023)
Referencias bibliográficas
Camacho, J., Castañeda, L., Mongui, D., Martin, A., Espinosa, A., Castillo, J., Valencia, L., Cuesta, J., Avellaneda, J., Gutiérrez, C., Martin, P., Rincón, C., Romero, P. (2020). Probióticos: una mirada al mecanismo de acción y aplicaciones clínicas en Pediatría. Salud Uninorte 38 (3).
Castañeda, C. (2018). Probióticos, puesta al día. Revista Cubana de Pediatría 90 (2). - Corrales, D., y Arias, J. (2020). Los probióticos y su uso en el tratamiento de enfermedades. Revista Ciencias Biomédicas 9 (1).
Figueroa, A., Villagrán, Z., González, T., y Esparza, A. (2023). Uso de probióticos en perros. Centro Universitario de los Altos, CUALTOS, Universidad de Guadalajara. - Fuster, G., y González, I. (2007). Probióticos y prebióticos en la práctica clínica. Nutrición Hospitalaria 22 (2).
Gómez, A. (2023). El microbioma: probióticos, prebióticos y simbióticos como parte de la salud integral de perros y gatos. Clínica veterinaria: abordaje diagnóstico y terapéutico 9.
Molina, A. (2019). Probióticos y su mecanismo de acción en alimentación animal. Revista Agronomía Mesoamericana 30 (2).









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